mércores, 15 de abril de 2020

19. ¡Silencio! Mirar en tiempos de cólera [PINTURA]

Giorgio Morandi (Bolonia, Italia, 1890- 1964):
En tiempos de cuarentena mundial, retirados en casa, puede que nos invada el silencio y lo cotidiano, justamente esos son pilares que Morandi utilizó para construir un corpus pictórico heroico.




Autorretrato
“Un arte de apariencia insignificante, con poco que ver con la imaginería crispada del arte moderno”.
Humberto Eco.






“Son pinturas donde el tiempo tiene una presencia, es como si el tiempo se hubiese acumulado en estos objetos, dejando su huella en forma de polvo, matizando la luz, dando a veces un toque de cansancio a las pinceladas”.
Albert Râfols- Casamada.




“La actividad de un monje en su celda, es exactamente la contraria a la de un esteta en su torre de marfil”.
Giorgio Morandi.




Silencio:
El camino de Giorgio fue lento, silencioso, recto, largo y prolongado, formando un contrapunto con la agitada historia del siglo XX. Con su mirada ¨fijó el silencio¨, edificando universos inéditos de tiempo y memoria.
En sus cuadros, la acción está detenida en un momento expectante, nosotros somos el objeto de la expectación, nuestra llegada cómo observadores, paraliza la acción.
Es un artista sigiloso que a través de sus modelos, creó un alfabeto pictórico-poético reflejando una profunda quietud interior.
Pintó casi siempre lejos del mundanal ruido, retirado en su Bolonia natal, con una extrema concentración que jamás decayó en intensidad, aunque repitiese con obsesión casi maniaca los mismos temas.




Realidad trascendida:
Más que nadie supo clavar su mirada en el enigma de la vida cotidiana y descubrir en ella la poesía del arte.
Creó un puente simbólico de la realidad trascendida, para lograr dimensiones espirituales abstractas con objetos cotidianos de cristal y cerámica, trasformando estos cuerpos cotidianos, en planos geométricos, en vibrantes espacios de luz y volumen.
Vasos, botellas y jarras, obsesivamente repetidos en el tiempo, moldeados por la luz y tentados por el color.
Motivos reiterados, pero nunca repetidos, que son el soporte de una experiencia sensiblemente profunda y deslumbrante.

La pasión de Morandi por los objetos inmóviles y silenciosos se basa en el interés de visualizar sensaciones volumétricas.
La figura aparece, no sólo como signo pictórico sino también poético, creando un relato visual.





Luz y linea temblorosa:
Posee una sofisticación compositiva, una capacidad para hacer vibrar la atmósfera, que otorga a sus objetos un aire casi fantasmal.
Con prodigiosa fragilidad poética en el manejo del color y la composición, crea un refugio íntimo transmutado en silencio, en instante congelado, en pintura.

En sus obras, las cosas se mueven, hasta casi irradiar una vaga impresión de “temblor¨, es propio de una mirada de la realidad con la alucinada visión de un místico…en el hinduismo le llaman: ¨la línea estremecida¨.

!La sustancia ¨titirita¨¡, por la huella que deja con su pincel, que se hace vibrante, bordeando el parpadeante efecto de lo milagroso, con colores de matices apagados convierte en refulgencia la contraluz de lo absoluto…!cuanta luz derramada¡.

Su trabajo conduce a Giotto, Masaccio o Paolo Uccello, ordena el espacio con frontalidad quattrocentista. Con sólidas empastaciones de color, cuyo sombreado y contraste, transforman los cuerpos en secuencias tonales.

Giotto:





Masaccio:




Paolo Uccello:






Giorgio Morandi:



Humanos objetos:
¨El misterio está también entre lo más próximo, objetos olvidados, que llegan a adquirir una vida propia: que han absorbido, para siempre, el sello existencial del drama humano, quizá con apenas la caricia de un simple roce, algún reflejo de una presencia, un fugaz rayo de luz, un tintineo en la oscuridad, el polvo acumulado de cien años de soledad…¨.
Francisco Calvo Serraller.

Sus bodegones son metáforas, que representan a la humanidad con toda su fragilidad, sin mostrar su apariencia material, es la epifanía de las cosas.
A través de objetos humildes y olvidados que repite incansablemente, pone en evidencia la huella existencial del drama humano, transmitiéndonos con cada cuadro la sensación de encontrarnos ante algo único y absoluto.
Sus naturalezas muertas son una lección particularmente provechosa para nuestra época.
Morandi puso en evidencia que la más honda palpitación habita a través de los objetos más cotidianos y modestos.

¨!Qué revelación la de su pintura, capaz de descubrir la huella humana a través del temblor que palpita infinitamente en la silueta espectral de las cosas! ¨.
Francisco Calvo Serraller.





Enlaces:
Objetos cotidianos.
Pirómano tranquilo.

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